Un pedacito de Palestina en Colombia
La religión es lo más importante en la vida de los palestinos aunque no dejan de lado la venta de esta ropa exclusiva que es con la que viven en un país completamente ajeno a su religión; y con el dinero que ganan la mezquita sigue en pie y bien cuidada.
Identificación de una raza
Por varios años han vendido tela y ropa para ocasiones especiales dos cuadras atrás del antiguo almacén Tía de la Décima.
Por Nicolás Cadena
En las calles históricas de la Capital colombiana existe una cuadra que se caracteriza no sólo por la plaqueta en baldosa que describe y le da vida fantasmal a este sitio. Los personajes de barba cerrada y cejas pobladas que matutinamente deambulan por esas anchas y transitadas aceras, hacen ver que la historia después de mucho tiempo tenga vida y pueda ser contada.
Muchos son dueños de locales o negocios los cuales ofrecen al variado público diferentes trajecitos para las ocasiones más especiales de las innumerables actividades criollas.
Si usted está interesado en que su hijo luzca en la primera comunión, no dude en ir a alguno de estos lugares en donde podrá encontrar vestidos en paño azul con botones dorados, trajes negros con chalecos en seda y una boina, y para las niñas atuendos hechos en tul o seda.
En la carrera novena con décima, bautizada como La Calle de las Enfermeras, reposa el José Joaquín Vargas, un gigantesco edificio que anteriormente sirvió de hospital San Juan de Dios.
Sus pintorescas líneas amarillas verticales en su traje blanco, lo hacen ver como un preso que se quedó en las rejas del tiempo, mientras que sus vecinos, las otras edificaciones, surgen y viven al ritmo de una ciudad que está en constante evolución.
“Esta cuadra estaba llena de mujeres vestidas de blanco” (enfermeras), comenta Juan Acosta, guarda del lugar, en donde lleva aproximadamente veinte años trabajando.
El vigía Acosta también relató que el hospital después se convirtió en un inmueble diplomático; para ser más preciso la embajada de los Estados Unidos de América. Después de tener una larga vida, este histórico monumento, bien de interés cultural, ha agonizado dejando que sus habitáculos sean llenados por cajas repletas de telas y demás cosas que se venden en sus alrededores.
Los pies del monstruoso e histórico edificio se han convertido en locales de ropa exclusiva para niños, destinadas a todas estas celebraciones criollas que se hacen en Bogotá como bautizos, primeras comuniones y confirmaciones.
Al entrar en los locales, las mujeres que atienden saludan con un “buenas tardes, qué busca, ¿en qué le puedo ayudar?” invitando a seguir a lugares repletos de vestiditos en paño, velo o tul.
La ropa se distingue de la que normalmente usa la gente. Los maniquíes parecen enanos momificados que han sido puestos hay especialmente para cargar e invitar a los clientes a ver, comprar y criticar estos vestiditos.
La ropa se distingue de la que normalmente usa la gente. Los maniquíes parecen enanos momificados que han sido puestos hay especialmente para cargar e invitar a los clientes a ver, comprar y criticar estos vestiditos.
Los dueños de locales, señores vestidos de paño, de tez más o menos oscura, generalmente han nacido en Bogotá, pero tienen las raíces palestinas tan dentro de ellos que aún sus palabras están enredadas entre unos grandes, perfectos y blancos dientes donde tratan de atender con calidez a su prestigiosa clientela.
“Su hablado es muy extraño”, dijo una niña que entró a uno de estos locales, mientras su mamá veía unos vestiditos como para poner en el cuerpecito de una muñeca. Y sí que hablan raro, se les nota un acento muy extraño, además de ver en casi todos los locales fotos de una mezquita con la cúpula bañada en oro, cuadros con letras o mensajes en árabe (idioma usado en Palestina) y banderas de esta nación.
Entre ellos se observa una unidad incomparable en la que la competencia no existe. Más bien tratan de apoyarse para hacer que sus raíces no se pierdan entre las costumbres colombianas que les rodean.
Un lugar especial y espiritual
Atrás de sus establecimientos, en la calle que está cerrada por rejas, la que puntualmente queda ubicada atrás del antiguo almacén Tía de la Décima se encuentra una de las únicas mezquitas en donde ellos se reúnen.
En un cuarto piso, todos los viernes, se disponen a orar en un recinto alfombrado de color mostaza y sobre éste un tapete en donde se arrodillan para agradecer a su dios, Alá.
La alfombra está dirigida hacia el Oriente, lugar en donde se encuentra ubicada, a miles de kilómetros, la mezquita de la cúpula dorada.
La alfombra está dirigida hacia el Oriente, lugar en donde se encuentra ubicada, a miles de kilómetros, la mezquita de la cúpula dorada.
En el momento celebraban el Ramadán; ceremonia que se hace cada año, la cual conlleva un ayuno; la gente ajena a esta religión no puede quedarse.
Antes de comenzar la festividad, la gente, tanto hombres, mujeres y niños se quitan los zapatos y algunos las medias para entrar en este lugar especial; uno de ellos comienza a elevar cánticos de tonos tristes y algo sufridos que llevan plegarias en nombre de Alá, mientras que los hombres se agrupan y entonan estos cantos fríos y llenos de sentimiento pero igualmente de espiritualidad. Las mujeres apenas alcanzan a pisar la alfombra y oran de pie atrás de los hombres.
La religión es lo más importante en la vida de los palestinos aunque no dejan de lado la venta de esta ropa exclusiva que es con la que viven en un país completamente ajeno a su religión; y con el dinero que ganan la mezquita sigue en pie y bien cuidada.
Identificación de una raza
Los palestinos utilizan la Jata (pañoleta cuadriculada) como un símbolo de resistencia y de identificación con su tierra; es como si fuera algo así como el poncho o el sombrero vueltiao; ellos ven a los jóvenes que la utilizan por moda como personas incultas que no saben lo que llevan, pero que hay que respetar.
Cifra:
3 de casi 8 locales pertenecen a un solo comerciante de la cuadra, el cual asiste activamente a la mezquita.
Negocio y religión
Los palestinos mientras que se encuentran trabajando, hacen sus suplicas a Alá para que la bendición financiera llegue a sus negocios al igual que la protección.
Cifra:
3 de casi 8 locales pertenecen a un solo comerciante de la cuadra, el cual asiste activamente a la mezquita.
Negocio y religión
Los palestinos mientras que se encuentran trabajando, hacen sus suplicas a Alá para que la bendición financiera llegue a sus negocios al igual que la protección.
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