Por Laura Hurtado Díaz
En la carrera 13 con 11 del centro de Bogotá, se encuentra escondido el comercio de las fiestas. Dos mujeres de contextura gruesa ofrecen a los gritos las muchas piñatas que se ocultan dentro de un sótano. De no ser por ellas, sería casi imposible percatarse del mercado que está entre dos almacenes que ofrecen peluches.
Las ocho y media de la mañana es el amanecer en las piñatas en Dinalco de San Victorino. Justo a esa hora llegan Michell y Sandra, las impulsadoras. Su labor consiste en atraer a las transeúntes curiosos que recorren el centro de la cuidad.
“Nosotras tenemos que hacer el aseo”, dijo Michell, quien lleva 15 días trabajando. Es una mujer morena y de maquillaje intenso. Cree que su trabajo no es tan pesado y que aunque la gente a veces es grosera, se adapta a ese estilo de vida.
Sandra opina lo contrario. 5 años de trabajo le dejaron de experiencia que la gente es “odiosa” y que no respeta el oficio que hacen.
Es difícil imaginar como sólo dos mujeres limpian el lugar que asemeja un parqueadero, aunque de hecho hace 20 años lo era. Espineda y Carlos Henao, a quienes llaman “los duros” en sociedad cambiaron el estacionamiento por el imperio de las piñatas. En un principio eran pocos los comerciantes que había allí, sin embargo, hoy la cifra ha aumentado y dicho parqueadero tiene tantos cubículos como es posible.
El comercio
El piso en baldosa blanco brilla por la luz de los bombillos que están prendidos desde las 8 y media de la mañana hasta las 6 y media o 7 de la noche cuando es temporada. Los ojos se entrecierran por la intensidad de los colores del sótano.
Justo en la entrada del sótano esta un joven costeño de 25 años, David del Valle, quien hace tres años tiene un cubículo. Llegó allí por “palanca”, como dijo él. La familia de su novia es dueña de un local desde hace trece años frente al suyo. Son los comerciantes más antiguos de Dinalco y la encargada es Jenny Larrota, la cuñada de David.
Jenny en temporada siempre abre a las 7 de la mañana. El auge para las piñatas viene siendo abril y diciembre. La familia de ella conoce muy bien el negocio, por ello, venden todos los estilos. En su cubículo no es extraño ver piñatas en forma de penes al lado de Winnie Pooh hecho de espuma. Se le ve muy serena alrededor de ellas, tiene unos 20 años y siempre adorna su negocio de acuerdo con época del año.
“Aquí no hay un horario fijo, tengo empleados que usualmente llegan a las 9 y se van a las 6”, explicó David. A su manera de ver cada local es independiente y es muy difícil tener uno en Dinalco.
Jenny por el contrario dice que para tener un cubículo sólo se necesitan las ganas de trabajar y una hoja de vida. Argumenta que un negocio como ese, no puede dejarse a manos de gente ajena y que por esta razón, sólo los miembros de su familia se encargan de la actividad comercial.
Linda Pacheco es otra de las encargadas de un cubículo. Lleva más de cinco años en el pasaje Comercial, lo que ella llama “hace mucho tiempo”. Su local es el más grande y las piñatas para ella sólo son “el gancho” para vender los muñecos de plástico que tiene en las vitrinas.
“Una piñata vale sólo 3 mil pesos mientras que el relleno de las piñatas vale como 25 mil pesos por barata ” agrega.
“Una piñata vale sólo 3 mil pesos mientras que el relleno de las piñatas vale como 25 mil pesos por barata ” agrega.
Pasando los primeros cubículos se divisan los locales dedicados a la primera comunión, ya que en cuestión de piñatas las primeras comuniones y en general los eventos religiosos son los más rentables, según Esperanza Rangel, dueña de un establecimiento dedicado a la primera comunión desde hace 7 años.
Dentro de dichos negocios el color pastel reemplaza los colores fuertes de las piñatas infantiles.En las vitrinas hay figuras hechas en porcelana de niños arrodillados rezando y letreros hechos en icopor que anuncian la primera comunión.
Sexo en las piñatas
“Las piñatas eróticas son muy pagas para las despedidas de soltero y todo eso” dice Eliana Zaens, quien dedica su negocio en esta temporada a elementos para el Halloween y juguetes sexuales. Es una mujer de unos 23 años, tiene el pelo de varios colores y siempre está hablando con la empleada que le ayuda.
Hay piñatas en forma de marranos en posiciones sexuales, penes, senos y demás elementos de la industria sexual. Por extraño que parezca, también se encuentra a Winnie Pooh y sus amigos con tetas de plástico y penes de plástico.
Las piñatas en icopor cuestan a 3 mil y en espuma cuestan a 13 mil. Haciendo cuentas sólo por las piñatas, cada cubículo se ganaría entre 77 mil pesos sólo por las 8 piñatas que exponen, 3 de icopor y 5 de espuma.
Una piñata se rompe en 10 minutos en una fiesta infantil pero es lo que da de comer a las familias de Dinalco. Detrás de una piñata están 6 distribuidores, 2 impulsadoras y muchas familias que dependen de este negocio. Sin mencionar a Gabriel Sánchez, de 75 años, que vende papel higiénico a los comerciantes de las fiestas por 2 mil 500 pesos.
Sabías que….
Sabías que….
- La administración en Dinalco cuesta 500 mil pesos mensuales
- Conejo Saltarín es el nombre del cubículo más antiguo en Dinalco.
- En temporada algunos establecimientos abren a las 7 a.m. y cierran a las 8 p.m.
- Conejo Saltarín es el nombre del cubículo más antiguo en Dinalco.
- En temporada algunos establecimientos abren a las 7 a.m. y cierran a las 8 p.m.
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